De pronto aparece él, la persona de la que llevas enamorada desde el primer momento que te cruzaste con su mirada, y es él el único capaz de hacerte salir de ese gran mar en el que solo te acechan problemas y cosas que te hacen llorar y que te entre dolor de cabeza. Llega, se quita la camisa, entra nadando, lo más rápido que puede haciendo que poco a poco todo lo malo se aleje, extiende su mano y toma la mía, fría, que al tocar la suya siente un escalofrío que recorre todo el cuerpo hasta llegar a tus labios que lentamente se acercan a los suyos, se rozan, y se funden en un beso apasionado
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